martes, noviembre 13, 2007

¡Cuidado con la lengua!

El Cymothoa Exigua es un crustáceo parásito que tiene la curiosa costumbre de agarrarse a la base de la lengua de su anfitrión y chuparle la sangre hasta terminar por atrofiarla y consumirla.

Entonces, el parásito remplaza con su propio cuerpo la lengua del anfitrión. El cual, curiosamente, puede usar al parásito como si fuera una lengua normal, incluso para dar besos franceses. La Cymothoa Exigua seguirá nutriéndose del sistema circulatorio de su anfitrión y de pequeñas partículas del alimento que su víctima coma.

¿No es repugnante?... pues ¡cuidado! porque después de leer la interesantísima entrevista a Rodolfo Llinás estoy dudando de si nosotros mismos no seremos un crustáceo parásito de nuestro propio cuerpo (¡vaya! ¡ya me salió otra vez la recursividad!).


7 Comentarios:

Muxfin dijo ...

Este mecanismo me recuerda a la relación con mi banco:
Se une a mí por medio de la hipoteca atrofiando y consumiendo mi cuenta corriente, luego me ayuda a subsistir tirando de tarjetas de crédito y otros sistemas sofisticados.

mpiryko dijo ...

La C. exigua, ha encontrado su lugar en el mundo y se reconoce incapaz de vivir sola. ¡Es mucho mas de lo que la mayoría de los humanos alcanza jamás!
En mi caso, no se si me parasita la cerveza o la parasito yo a ella, pero no me importa, mientras haya.
¡Salud!

Fernando García Pañeda dijo ...

Hombre, parásitos chupasangres y chupaloquesea hay a patadas, ya se sabe.
Lo de parásitos de uno mismo ya es otro tipo de reflexión a largo plazo.

Antonio dijo ...

Dear Tell; Ni lo dudes, todos, somos parásitos de algo. Del deseo, del agua, de la luz que baña nuestra vida, de la lengua de los besos, del amor, de la comida; etc..

¿Tendrá la lengua una vida independiente de nuestro cuerpo y nuestra razón? Yo creo que sí.
Cuando decimos lo que no queremos, o nos equivocamos al hablar, o hablamos tan bien que no parecemos ni nosotros.

Mira a Cervantes, poejemplo; parásito del Reyno, para cobrar impuestos con la mano maga; chupando ahorros del tercer estado, como extensión de la mano de su señor.
Al final, Lepanto fue una liberación y, libre de su parásita mano siniestra, pudo dar rienda suelta a toda la lengua viva que dentro llevara, sin conocerla.

En fin, no me enrollo.
Muy Bune Post. Inmortal

Saludos, CO.

Melpómene dijo ...

Es alien!!!

Anónimo dijo ...

Desde luego, un alien dentro de un alien es una de las más sorprendente cimas de la recursividad, tal y como la conocemos.

Unknown dijo ...

muxfin al fin y al cabo el parasitismo usa siempre técnicas muy parecidas.

mpiryko no todos los humanos andan tan despistados, existen muchos que también encuentran su lugar usando técnicas parecidas "conceptualmente" hablando.

fernando ¿no es curioso que dentro de los vertebrados que tenemos el esqueleto en el interior y los órganos en el exterior, exista un "sistema" (el sistema nervioso) que como los crustáceos, tiene el esqueleto en el exterior y los órganos dentro?. Claro que como la consciencia está más bien en el crustáceo, el parásito debe ser ese otro bicho rosado que tiene todos los organos por fuera ¡puaj!.

antonio veo que has captado el juego de palabras en el que pensé cuando conocí a este parásito. Yo también tengo problemas con el control de mi lengua, no hay manera de refrenarla.

melpómene pues si que parece. La verdad es que recuerda mucho a la escena final de Alien cuando el alien empieza a desplegar "bocas".

puex y eso que la C. exigua ha salido con la boca cerrada porque estoy casi seguro que en su lengua habita otro parásito más exiguo aún.