viernes, julio 15, 2005

Saber delegar

Llegamos a la empresa a las 8 y media, unos minutos adelantados a la cita. Era el primer día del proyecto que iba a dirigir para ese importante cliente y no podíamos comenzar dando mala imagen.

El gerente de la empresa no tardó más de 10 minutos en aparecer a la puerta de su despacho y tras saludarnos amigablemente nos invitó a entrar tras él.

No habíamos dado dos pasos en el interior del lujoso despacho cuando tropecé contra la espalda del cliente, que se había detenido bruscamente justo delante de la mesa de caoba.

Aunque el impacto fue tremendamente espectacular no sufrimos grandes daños, ya que ibamos muy juntos y a una velocidad relativamente baja.

Tras recuperar el equilibrio y la compostura, al levantar la vista pudimos ver lo que había motivado el choque en cadena. Una frase, a modo de pintada, ocupaba toda la pizarra que colgaba en una de las paredes del despacho: “¡Delegar!, ¡Hay que saber delegar!”

Por el apresuramiento con que el gerente se abalanzó a borrar la pizarra, por el incómodo silencio que enrareció el aire del despacho y por el increíble enrojecimiento que invadió su rostro.... me di cuenta de que nos íbamos a divertir.

P.D.: Recordé esta historia el leer a Lula en Sección femenina:

“Se suele pensar que somos más listos que los demás y que hacemos mejor las cosas que nadie, porque cuesta mucho admitir las propias limitaciones. ¿Quién no ha pensado que su jefe es tonto, que sus compañeros no le llegan a la suela del zapato, y que sus colaboradores no saben hacer la o con un canuto?. Por este motivo se tiene cierta reticencia a delegar, salvo en los casos de vagos redomados que aun teniéndose en muy alta estima prefieren que trabajen los demás.”

1 Comentario:

Consultor Anónimo dijo ...

Creo que delegar es una de las cosas más difíciles que hay, precisamente por ese sentimiento tan habitual de "si quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo".

Pero delegar es algo inevitable si quieres que tu actividad crezca y se dinamice... porque el tiempo y la capacidad de uno mismo es finito, y da para lo que da: solo poniendo en marcha a un equipo se pueden traspasar esos límites.

¿Por qué tienen tanto éxito los cursos de liderazgo y similares? Pues porque efectivamente, se trata de algo muy difícil de hacer...