miércoles, julio 30, 2008

Loading...

Es curioso... pero para cargar las pilas tengo que "desconectarme".

Tendréis noticias de mi piedra en Septiembre.

lunes, julio 28, 2008

Nada


Lo que no consigo comprender es que ¿cómo es posible que si mi piedra está hecha de nada sea tan tremendamente pesada?.

La única forma en que alguna vez he conseguido aligerar algo su peso es intentando fundirme con ella y dejándome llevar, pero cada vez que uso esta estrategia noto que me diluyo... lo cual es una sensación muy desagradable.

Me vuelvo transparente, lo cual no sería del todo malo si únicamente afectase a la superficie, a la frontera que me separa del resto del mundo, pero por desgracia también afecta a mi interior...

... o a lo mejor me estoy preocupando sin motivo, pues sólo se trata de una recaida, a lo mejor sólo se trata de un problema de la alopecia.

domingo, julio 27, 2008

Bravo Sastre

De un humilde escalador de puertos de la mitología a un verdadero héroe de leyenda en el Alpe d'Huez. ¡Te lo mereces!

jueves, julio 24, 2008

Escrito a mano





las manos se las he cogido prestadas a Björn Johansson SOLUTION.

miércoles, julio 23, 2008

Ataraxia 2






Intento no pensar... pero a veces se me escapa.









Este post es una respuesta abierta a un comentario de Antonio.

Errores

Cometer errores es una parte absolutamente esencial de la educación.

sábado, julio 12, 2008

Hombres máquinas

... el camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas. Ha levantado barreras de odio; nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado nosotros.

El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin esas cualidades, la vida será violenta y se perderá todo.

martes, julio 08, 2008

lunes, julio 07, 2008

El pueblo de los economistas

De entre todos los pueblos que visité en mis numerosos viajes antes de la maldición, hubo uno que me impresionó especialmente.

Aquel pueblo no tenía el típico cartel con el nombre a la entrada del pueblo, y nunca llegué a saber como se llamaba. Cuando hablo de él, le suelo llamar "el pueblo de los economistas" porque en aquel pueblo a todo el mundo se le daban muy bien los números; y el que no presumía de ser experto en matemáticas, presumía de sus conocimientos de contabilidad y en economía.

A la entrada del pueblo me encontré con un joven campesino que sudoroso iba cargando dos cubos de agua. Tras una pequeña charla con él pude enterarme de que el pueblo de los economistas no tenía pozo. Todas las mañanas alguien de cada familia, normalmente alguna de las mujeres o de los más jóvenes, se dirigía a llenar un par de cubos a un pequeño riachuelo que se encontraba a unos cuarenta minutos del pueblo.

"¡Pues menudo trabajo!... ¿Y no sería mejor si tuvieseis agua en el pueblo?", pregunté al joven.

"¡Hombre claro!", contestó el campesino. "En ir a recoger el agua gasto cada día , sólo de viaje, una hora y veinte minutos. Lo cual quiere decir que gasto anualmente 29.200 minutos , unas 486,66 horas. Lo cual es un tremendo coste de oportunidad porque podría dedicarlo a plantar otro campo más de patatas y aumentar mi producción en unos 723 kilos de patatas anuales."

"Veo que lo tienes todo calculado", le contesté con admiración. "¿Y por qué, no construyes un canal para traer el agua del río?"

"¡No es tan sencillo!", dijo el campesino. "Construir el canal me llevaría casi 500 años si dedicase a su construcción dos horas diarias. Es evidente que es imposible que pudiese terminar la obra."

"Pero no tendrías que construir el canal tú solo. ¿Acaso eres el único habitante del pueblo?"

"No", dijo el campesino. "Ya veo lo que está usted pensando. Somos unas 100 familias. Y si cada familia enviase diariamente a un chico a trabajar dos horas en el canal, acabaríamos en sólo 5 años . Y si trabajasen ocho horas al día, estaría acabado en poco más de un año."

"Y entonces, ¿por qué no hablas con los vecinos y os ponéis manos a la obra?"

"Mire usted... si tengo que hablar de este tema con un vecino, tengo que ir a buscarle a su campo mientras trabaja, y después de charlar un buen rato del tiempo, de las heladas de este invierno, de las pocas lluvias de este año, y de preguntarle por toda su familia, tratar el tema con mucho cuidado y cautela para que no desconfíe de mis intenciones. Esto lleva bastante tiempo ¡no vaya usted a creer!. Como somos unas cien familias en el pueblo, tendría que hablar con noventa y nueve cabezas de familia y.... ¿estará de acuerdo conmigo que no puedo abandonar mis obligaciones y estar noventa y nueve días seguidos discutiendo con los vecinos? ¡con todo lo que tengo que hacer!. Como máximo podría tratar el tema con un vecino por semana. Como un año tiene sólo cincuenta y dos semanas, esto significa que me llevaría casi dos años hablar con todos mis vecinos. Conociendo a mis vecinos como les conozco, estoy seguro que todos estarían de acuerdo con hacer el canal para traer el agua al pueblo, porque a todos ellos se le dan muy bien los números. Y como les conozco, le digo, que cada uno de ellos prometería participar si todos los demás participasen también. Entonces, después de dos años, tendría que volver a empezar otra vez desde el principio, para comunicarles a todos que todos ellos están dispuestos a participar.""Vale, vale, vale... ¡ya entiendo!", le dije, "pero dentro de cuatro años comenzaríais a construir el canal ¡Y al año siguiente, el canal ya estaría construido!"

"Si, pero hay otro problema", dijo el campesino. "Algunos de mis vecinos querrán sacar ventaja de la situación y no colaborarán en la construcción del canal. Y estará usted de acuerdo conmigo que una vez que el canal esté construido, cualquiera podrá ir a él a recoger agua, tanto si ha contribuido con su parte del trabajo como si no lo ha hecho."

"Entiendo", le dije, "e imagino que para evitarlo tendríais que dedicar gente a vigilar constantemente el canal para evitar que lo usen los vecinos aprovechados."

"Así que como todos nosotros somos inteligentes y se nos dan muy bien los números, intentaremos escaquearnos. Un día la mujer de alguien estaría enferma y el niño tendría que atenderla, otro día el niño tendría mucha tos y otro día tendría el tobillo hinchado.

Como a todos nosotros se nos dan bien los números, intentaríamos escurrir el bulto. Y como cada uno de nosotros sabe que los demás no harán lo que deben, ninguno mandará a su chico a trabajar. Así que la construcción del canal ni siquiera llegará a empezar nunca."

"Tengo que reconocer que tu razonamiento suena muy convincente", le dije pensativo, "Pero... ayer mismo pasé por un pueblo justo a la entrada del valle que tiene el mismo problema que aquí... pero ellos tienen un canal desde hace ya más de veinte años."

"Efectivamente", dijo el campesino,"... pero a ellos no se les dan bien los números."



Adaptación libre de un viejo cuento sufí


miércoles, julio 02, 2008

La inyección

Acabo de recibir una inyección de liquidez del Gobierno de España de 200 €. La verdad, hay que reconocer que Zapatero pone bien las inyecciones porque ¡no me ha dolido nada!.

Y me alegro de que por fin las inyecciones de dinero no se las lleven siempre los bancos y las empresas, porque no me fío yo mucho de que luego estos las pongan en circulación entre los ciudadanos... ¡Y faltos de liquidez estamos todos! ¿o no?.

Lo que no entiendo es porque nos dan el dinero así sin más. Deberían hacerlo sólo con la condición de que lo gastásemos, por ejemplo en menos de un mes, en comprar productos generados por nuestra economía y así reactivar nuestro PIB ayudando a superar la crisis. Igual que dice Solbes que va a provocar la victoria de la selección española de fútbol.

Si la solución de la crisis es simplemente que los ciudadanos consumamos, que nos inyecten liquidez de forma más adecuada e inteligente... y nosotros sabremos encargarnos perfectamente del resto.

martes, julio 01, 2008

¿Quemado?

¿Estás quemado?.

¿Hiciste caso al consejo de Mary Schimch?.

Entonces quizá seas una nueva victima de la más absoluta falta de reconocimiento, de la ausencia total de autonomía y de la falta de respeto... ¿de la cultura empresarial?.

Pero siguiendo estos pasos podrías conseguir superarlo:

  1. Haz un nido de especias y hierbas aromáticas.
  2. Pon un huevo, un único y recursivo huevo que te contenga a ti mismo.
  3. Empolla el huevo durante tres días.
  4. Al final del tercer día arde hasta que te reduzcas a cenizas.
  5. Resurge de tu huevo, siempre único y eterno.

Al menos al ave Fenix le funcionó, lo único malo es que sólo se puede hacer una vez cada quinientos años. Mientras tanto ¡ten paciencia y usa protector solar!.