martes, noviembre 29, 2005

El elefante encadenado

Hoy quiero compartir otra de mis historias preferidas, de las que circulan por Internet, y que habla sobre la resistencia al cambio.

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido de otros niños. Durante la función, la enorme bestía hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales... Pero después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y aunque la madera era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza,podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué lo sujeta entonces?. ¿Por qué no huye?.

Cuando era niño, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces por el misterio del elefante... Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia:"Si está amaestrado, ¿porqué lo encadenan?".
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca...

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.


Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó,tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro... Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa, porque, pobre, cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos.
Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo,no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.

Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos:"No puedo y nunca podré".

Ésto es lo que te pasa, vives condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en tí, que no pudo.

Tu única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón...¡¡¡Todo tu corazón!!!.
Jorge Bucay

13 Comentarios:

luis.[tic616] dijo ...

Me ha gustado mucho este post... además de que la metáfora es perfecta (clara, apela a los sentimientos, etc.) el mensaje a captar es realmente relevante.

ya estoy buscando mis estacas... aunque quiero creer que ya hace un tiempo que las estaba buscando.

Anónimo dijo ...

Me ha encantado la metáfora, sencilla y muy explicativa.
Espero acordarme de ella mucho tiempo, cada vez que no me atreva a volver a intentar algo!

Anónimo dijo ...

La pregunta es: ¿vas a romper la estaca o no? :)

Yo prometo romper alguna. De hecho lo estoy intentado hace algún tiempo. Lo dificil es no atarse a otra cuando sientes el vértigo.

Anónimo dijo ...

En dos palabras, "ex-celente".
De alguna manera, ejemplariza los miedos a los que nos tiene sujetos esta sociedad, en todas sus facetas. Nos hemos olvidado de correr riesgos y nos hemos convertidos en máquinas de producir, sin otro objetivo que llegar pronto a casa. Muchísimas gracias, Telémaco.

Anónimo dijo ...

El parecido entre el comportamiento animal y el de las personas en las organizaciones es curioso. Hay otro ejemplo en http://labitacora.net/index.php?p=243

Los condicionantes que existen y no nos planteamos no hacen más que cortarnos caminos.

Anónimo dijo ...

En la resistencia al cambio, no sólo influye el autoconvencimiento de no poder, también existe el miedo a lo desconocido, que es igualmente paralizante.

La naturaleza nos dotó de mecanismos de supervivencia que, al igual que tu amigo Jano, tienen dos caras. Automatizar ideas que resultaron buenas, nos evita perder el tiempo de volverlas a pensar, moverse en tierra firme provoca estabilidad.

Por eso es más sencillo abordar lo desconocido cuando lo conocido pone en peligro nuestra vida y eso no suele pasar en nuestros países occidentales.

Pero ahí está nuestro cerebro con capacidad de innovación llevándole la contraría a la naturaleza... eso si, hagas lo que hagas no pienses en la alternativa que quedó atrás, sino no habrá servido para nada.

laceci dijo ...

Muy chula la historia, eso es por culpa de la buena memoria de los elefantes.

Petergrillo dijo ...

Llach decía que si todos estiramos ,caerá y que mucho tiempo no puede durar.
Mitologia, deseos, utopía ..... más de 30 años despues y seguimos con estacas. Al menos merece un análisis.
¿ Nos conformaremos como el elefante ?
Un post realmente agobiante.

Ana M. García dijo ...

Yo voy rompiendo estacas poco a poco, con esfuerzo, porque a veces no es fácil romper con el pasado que nos condiciona.
un beso
M.

Unknown dijo ...

palabras errantes, sólo hay que mirar para atrás de reojo para no tropezar en las mismas piedras. Pero seguiré tu consejo e intentaré andar de frente y no de espaldas.

tic616 deseo que las encuentres todas, y ten cuidado porque según estás arrancando unas te están atando con otras nuevas

joserra si no existiese el miedo este mundo sería muy distinto. Sólo los locos viven sin miedo a lo desconocido, pero hay que enfrentarse y superarlo.

asph gracias a tí por visitar el blog, pásate siempre que quieras.

oscarm de momento la he identificado, se donde está y tarde o temprano la arrancaré. Me parece que no va a ser de esta vez, pero al siguiente tirón la romperé. El problema es que tengo que buscar un sitio mejor que el actual, al que salir corriendo cuando rompa la estaca.

baya muchas gracias por tu amable comentario. Te doy la bienvenida al blog.

informático impasible gracias a tí por tus comentarios. Se teme más a lo que no se puede ver que a lo que ves y te hace más daño.

duelos y quebrantos un comentario brillante como todo lo que escribes. Efectivamente la mayor estaca somos nosotros mismos.

rafa nos creemos superiores, pero no somos más que monos desnudos como decía Desmond Morris.

unasincriterio cada vez me parece menos descriptivo el nick que has elegido. Estoy totalmente de acuerdo con tu opnión. Quizás el secreto está en intentar vivir siempre en el limite entre lo conocido y lo desconocido. En nadar pero guardar la ropa.

ceci jajaja, tienes razón. Así que si esperamos unos años el alzheimer vendrá en nuestra ayuda, y al perder la memoria seremos totalmente libres.

petergrillo te doy la bienvenida al blog. Siento que te haya resultado agobiante, pero es que 30 años no son nada.

maria guilherme una por una podemos ir arrancándolas, sólo hay que hacerlo más rápido de lo que tardan en atarnos nuevas estacas.

idou_picio dijo ...

Oye, la imágenen es muy fuerte y súmamente plástica. Me gustó.

Unknown dijo ...

duelos y quebrantos sólo hay que darse una vuelta por tu blog para comprobar que no era un cumplido. Un beso.

idou_picio compruebo que compartimos gustos estéticos no sólo en la opera.

Lula Towanda dijo ...

Muy buena la metáfora para explicar como nos llegamos a conformar a un entorno sin intentar librarnos de él.

Me ha venido a la memoria la canción de L'estaca de Luis Llach:
Si jo l'estiro fort per aquí
i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba,
i ens podrem alliberar.