lunes, enero 15, 2007

Fiebre


Fiebre
Originally uploaded by La maldición de Sísifo.
Era un buen tío.

Sólo tenía un pequeño defecto, y es que terminaba las frases de los demás.

Cuando intentabas conversar con él, tenías que hacerlo muy rápido y sin dejar pausas, porque de no hacerlo así, él terminaba tus frases.

Era consciente de lo inadecuado de su mala costumbre, pero como él mismo te explicaba, el miedo a no poder decir todo lo que surgía de su mente era más fuerte que su propia voluntad.

- Pero ¡déjame terminar!- le decía a menudo.
-¿Y si se me olvida lo que quería decirte?- contestaba él siempre.

El problema fue que con los años su mala costumbre se intensificó. Hasta el punto que sus pensamientos no sólo interrumpían las conversaciones de los demás, también comenzó a interrumpirse a si mismo cuando leía un libro, hasta el punto que le hacían casi imposible concentrarse en la lectura. Y dejó de leer.

Al final acabó de una forma terrible. Interrumpía a sus propias reflexiones, hasta el punto que le era casi imposible pensar. Y dejó de pensar.

3 Comentarios:

Johnymepeino dijo ...

Te ha faltado decir que acabó en la Ejecutiva de un gran partido. ja, ja, ja

luis.[tic616] dijo ...

Conozco un caso peor y mucho más odioso: uno que en lugar de acabar las frases de los demás él simplemente decía "shhhh" (como para hacerte callar) - a veces decía algo después pero otras no decía nada.

No está en la ejecutiva de un gran partido sino como socio en una conocida consultora (¿quizá por eso...?)

Galufante dijo ...

Se apasionó tanto poniendo la coletilla a todas las frases que acabó cogiendole el gusto a empezarlas...y esa realimentación no es saludable...

Agur.