martes, diciembre 13, 2005

Querer, saber y poder

Contaba David Monreal en Tipologías de trabajadores que se puede clasificar a los trabajadores por dos parámetros: Saber y Querer.

Aunque realiza una clasificación muy interesante, echo en falta otro parámetro, pues para conseguir cualquier cosa son necesarias tres condiciones imprescindibles:

  • Querer
  • Saber
  • Poder.

En el debate posterior David recomendaba el libro de “La buena suerte”, porque defiende la tesis de que no hace falta "Poder" ya que “querer es poder”.

Yo también lo quiero recomendar, porque es un cuento que me encantó y que me hizo reflexionar.

Sin embargo no creo que sea siempre aplicable a trabajadores metidos en una organización jerárquica.

En el cuento, el mago Merlín marca una meta a los caballeros y después les da libertad para conseguir llegar a ella. Sin embargo, en una compañía, a los trabajadores se les delega una determinada parcela de poder con sus limites, y lo que se sale de estos limites no es posible por muy “Buena suerte” que se quiera tener.

¡¡ A continuación voy a hacer referencia explicita a algunos detalles del argumento del citado cuento !! (Si aún no lo habéis leído y pensáis hacerlo, ¡no leaís los tres párrafos siguientes! o os destriparé ese magnifico cuento)!!!. Para leerlos seleccionar con el ratón el hueco entre este párrafo y el siguiente.

¿Que ocurriría si Merlín estuviese vigilando y controlando continuamente al caballero blanco, y cuando éste fue a acarrear la tierra se lo hubiese prohibido expresamente (por ser responsabilidad del “departamento de movimiento de tierras”) y cuando después fue a hacer la acequia, se lo hubiese prohibido y además le llamase la atención por meterse en las competencias del “departamento de trasvases y flujo varios”, y cuando se puso a podar las ramas el jefe del departamento de mantenimiento se hubiese quejado airadamente a Merlín?.

¿ Que ocurriría en el siguiente reto, si a pesar de tanta limitación y zancadilla el caballero blanco consiguiese los tréboles de 4 hojas, pero al llevarselos a Merlín, éste decidiese ascender a primer ministro al caballero negro y desterrar al caballero blanco al rincón más oscuro del reino?.

¿Que eso no es posible?. Eso pensaba yo, hasta que me ocurrió personalmente. Pero esa es otra historia.

Por eso opino que “no siempre que quieres.. puedes”, pues cuando estás en una jerarquía, además te tienen que dejar, y te tienen que suministrar los medios y los recursos necesarios (o bien delegar en tí el poder y la responsabilidad de conseguirlos). Y también es imprescindible que exista una realimentación positiva, que se observe claramente que se premia a los que saben y quieren, y que se observe que se castiga a los que no quieren.


technorati ,,,

12 Comentarios:

Notarcus dijo ...

"La buena suerte sucede cuando la preparación encuentra la oportunidad" no se quién lo dijo, pero me encanta.

Anónimo dijo ...

El problema de esos "cuentos" es que son demasiado simples (expresamente), demasiado obvios, cuando en la realidad toda acción tiene muchas veces más de una reacción.

Es como el efecto mariposa en la teoría del caos, una pequeña variación puede tener resultados inesperados.

LibertaCom dijo ...

Una organización grande suele tender a la estratificación y a generar una estructura de poder rígida donde el que se mueve pierde la silla. Tal vez sea el momento de dar el salto a una organización pequeña donde la estructura de poder y el espacio para líderes informales es mas flexible.
No se puede ser demasiado fiel a las empresas, sobre todo si eso pasa por sernos infieles a nosotros mismos.

Anónimo dijo ...

Pues sí. Los que han leído el libro de la buena suerte se clasifican en dos tipos:

- los que han tenido la oportunidad y se creen lo que dice el libro
- los que todavía esperan que les pongan un reto y se ríen de Trías de Bes y de Rovira Celma.

La preparación sin oportunidad no sirve de nada. Sólo es un generador de estrés en el empleado.

Por cierto, en la misma línea hay un artículo sobre el optimismo y pesimismo en el semanal de El Pais del domingo.

Alfonso Romay dijo ...

Estoy de acuerdo con José Alberto en que la enseñanaza de estos libros es bastante "simple", que no "sencilla".

En mi opinión, lo diferencial que aportan es su concepto de "actitud", no "aptitud". Es posible que sólo tengas una oportunidad para que otro "acepte" tu buena suerte (por ejemplo tu jefe), pero tu actitud hacia ello es fundamental.

Y este tipo de competencias personales no son tan evidentes...

Unknown dijo ...

notarcus bienvenido al blog. Como tarjeta de vista nos regalas una muy buena frase. Gracias.

jose alberto tambien a tí te doy la bienvenida. Estoy de acuerdo con tu opinión, este tipo de libros simplifica para quedarse con la esencia y llegar al máximo número de lectores sin aburrir. Por eso no se deben considerar como libros de recetas porque la realidad es mucho más compleja y caótica.

libertacom he llegado a la misma conclusión que tu apuntas. Y por eso estoy buscando otra empresa más pequeña en la que las jerarquías y el "Principio de Peter" todavía no hayan emponzoñado el aire.

oscar me parecen imprescindibles las tres cosas (querer, saber y poder). Últimamente parece que la que está de moda es "querer".
Pareciera que no es importante "saber" (así nos ahorramos sueldos altos y gastos de formación), ni "poder" (así mantenemos el poder concentrado y controlamos todo lo que se mueve en la empresa).

Del "poder" ya comenté lo que pienso en el artículo y del "saber" me gusta la frase de Hoffer:
"Donde existen los conocimientos técnicos necesarios para mover montañas, no es necesaria la fe que mueve montañas".

Creo que las tres son condiciones necesarias igual de importantes.

tochismochis es verdad que la actitud es lo que suele ser menos evidente, porque no aparece en los currículos. Por esa razón se hacen las entrevistas personales.

Galufante dijo ...

Lo de querer es poder, aplicado al entorno laboral en el que personalmente me muevo, es sencillamente una entelequia, un tópico utópico.

Las empresas no están demasiado interesadas en lo que un trabajador quiera, aun cuando eso suponga incrementar su saber, porque lo que realmente desean de un trabajador es su hacer, su trabajo.

De su quehacer puede obtener el beneficio tan ansiado, exclusivamente, y lo demás, teatro...

Agur.

Unknown dijo ...

palabras errantes te cojo el testigo y me pongo a ello. Gracias por elegirme.

galufante me temo que nos movemos en entornos laborales muy similares.

Anónimo dijo ...

No sé Galufante, en ocasiones el incremento en el saber mejora tu quehacer. Especialmente si la motivación parte del trabajador.

El problema es que a algunos les cuesta entenderlo ( o no les interesa).

Anónimo dijo ...

Aunque puede que no puedas, al menos deberías saber qué puedes hacer y que no. ¿Y cuándo no puedes, a pesar de sabes, y de que sabes que puedes y que quieres? He aquí donde juega todo lo que de aleatorio tiene la realidad, porque en una organización tu posición depende del juicio de los demás, jucio que se forma por las razones más peregrinas.

Incluso en las organizaciones más pequeñas y horizontales, siempre hay alguien que te limita, si no es tu superior es tu compañero, porque todos y cada uno de nosotros somos creadores de opinión y esa opinión se propaga y se te empieza a juzgar en función de ella en cada uno de los círculos existentes, porque es mucho más fácil y rápido fiarte de aquellos en los que confías que hacer una evaluación en toda regla.

Y ahí radica lo de querer, saber y no poder.

Galufante dijo ...

Oscarm:

Estamos de acuerdo, pero dada la situación actual del mercado laboral, para una empresa no es rentable invertir en la formación de unos empleados cuando por un coste mucho menor va a conseguir ¿profesionales? que van a ocupar los puestos que oferten.

Si te refieres a los trabajadores, si no entienden que la formación es beneficiosa para su desempeño presente y futuro, están cavando su propia zanja.

Si te refieres a las empresas, yo creo que si entienden, pero NO quieren entender...Cuestión de rentabilidad...

Agur.

Anónimo dijo ...

Hola! he buscado más información sobre Querer/saber/poder como determinantes del desempeño, pero no he encontrado al autor original de este modelo.
¿Alquien conoce el nombre?